25 Los pecados contra la vida humana

Ficha nº 25

LOS PECADOS CONTRA LA VIDA HUMANA

Fecha estimada: Ver calendario

Tema: V mandamiento (ver Mt 5,21-22)

Bienaventuranza relacionada: Bienaventurados los mansos.

Objetivos de la ficha

-Descubrir en este tema que el mundo no se caracteriza precisamente por la DEFENSA REAL DE LA VIDA HUMANA desde su concepción, sino por lo contrario: por su agresión permanente hacia ella. 

-Descubrir el valor de la vida humana, descubrir el valor de la gratuidad en nuestra vida personal y colectiva y tomar conciencia de aquello que está en su contra y agrediéndolo. A ésta agresión a la vida humana hay algo que le aumenta la gravedad: que se ha llegado a planificar y programar, aunque esto no nos quepa en la cabeza. El aborto, el hambre, la guerra y todas las formas de violencia asesina, muchas enfermedades para las que hace mucho tiempo tenemos cura, son causa directa de la muerte diaria de millones de seres humanos.

Lectura previa para la preparación del catequista: 

La reverencia debida a la persona humana ("Gaudium et Spes", 27):

Cada uno, sin excepción de nadie, debe considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente (Ver Sant 2,15-16), no sea que imitemos a aquel rico que se despreocupó por completo del pobre Lázaro (Ver Lc 16,19-31). 

En nuestros días principalmente urge la obligación de acercarnos a todos los hombres prójimos y de servirlos con eficacia cuando llegue el caso, ya se trate de ese anciano abandonado por todos, o de ese obrero extranjero injustamente despreciado, o de ese desterrado, o de ese niño de unión ilegítima que inmerecidamente debe aguantar el pecado no cometido por él, o de ese hambriento que interpela nuestra conciencia recordando la voz del Señor: "Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis" (Mt 25,40).

Todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a aquellos que las provocan que a las víctimas que las padecen y son totalmente contrarias al honor debido al Creador: 

  • Cuanto atenta contra la vida, como los homicidios de cualquier género, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio voluntario; 
  • Cuanto viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas infligidas tanto en el cuerpo como en la mente, los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena; 
  • Cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, las encarcelaciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de mujeres y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al obrero al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona.

1- DINÁMICA: Tomando postura

Preparación: Pedir a los chicos que se coloquen todos a un lado del espacio, dejando en frente de ellos el máximo espacio vacío. En el centro del espacio vacío se hace una línea (con tiza o con cinta) que lo divide en dos. 

Planteamiento: Explicá a los chicos que al espacio de la derecha lo llamamos: “Estoy de acuerdo” y al espacio de la izquierda: “No estoy de acuerdo”. Y que la aproximación a la línea marca el máximo acuerdo o el máximo desacuerdo según en que espacio estemos situados. 

La separación de la línea marcará, por tanto, un acuerdo o un desacuerdo más titubeante cuanto más lejano a la línea. De esta forma en cada posición se dan dos datos: 1. Acuerdo o desacuerdo. 2. Convencido o indeciso.

Desarrollo: Andá leyendo, uno por uno, los hechos que se enumeran a continuación. Leé dos veces lentamente. Después de cada hecho cada uno toma una posición en el espacio y se queda quieto. Los demás observan las posiciones.

Hechos

  1. Juan mató a 5 personas de forma indiscriminada y a sangre fría. Dos de ellas eran niños. Fue detenido y condenado a la pena de muerte.
  2. Javier mató a 5 personas de forma indiscriminada y a sangre fría. Dos de ellas eran niños. Los otros tres eran amigos míos. Fue detenido y condenado a la pena de muerte.
  3. Andrea se quedó embarazada después de una fiesta cuando tenía 16 años. Una amiga suya le dice que tenga el niño.
  4. Belén, joven, soltera y sin compromiso, está embarazada por que la violaron. Su madre dice que no aborte.
  5. Miguel es un feto que los médicos dicen que tiene una enfermedad incurable y que apenas durará dos años. Sus padres deciden no tenerlo.
  6. Pedro es presidente de un país y decide comenzar una guerra contra otro país por que en el se encuentran terroristas que amenazan su país.

Reflexionar: Pedí a los chicos que expresen qué sintieron ante cada postura tomada (certeza o duda) por ellos y por sus compañeros.

Iluminación: Invitá a hacer lectura orante (lectio divina) de Mt 25,31-36.

Plenario: Luego invitar a comentar entre todos esta frase, que estará en un afiche: “Las actitudes de pecado solamente se vencen (con la ayuda de la gracia divina) mediante una actitud diametralmente opuesta: la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a perderse en sentido evangélico por el otro en lugar de explotarlo, y a «servirlo» en lugar de oprimirlo para el propio provecho” (Papa Juan Pablo II, SRS 38e; CDSI 193c)

Trabajo en grupos:
1- Busquen 2 ejemplos de hechos en donde NO SE RESPETE la vida humana (se agreda, se maltrate, se elimine por asesinato, ...)
2- Buquen un ejemplo de un hecho que conozcan en donde la vida de una persona SE VALORE más que la vida de otra persona por el hecho de tener ésta más dinero o poder.
3- ¿Qué tiene MAS VALOR que la vida de las personas que has puesto en los ejemplos? ¿Por qué?
4- ¿Por qué serían capaces de agredir la vida de otras personas o simplemente dejar que otros las agredan?
5- ¿Qué puede hacer los adolescentes para ser más consciente de las agresiones que se producen contra la vida a nuestro alrededor?

Plenario: Compartir las respuestas.

2- Testimonio: Sí a la vida

Introducir esta parte con el siguiente video sobre la vida de Cecilia Perrin:

También podés usar el documental "Feminista Provida" (30m 9s) que tiene 3 testimonios en primera persona:


TRABAJO EN GRUPOS

  1. ¿Por qué era importantísimo para Cecilia defender la vida humana?
  2. ¿Qué puede hacer el grupo para conocer la vida de otras personas como Cecilia, que luchan por la defensa de la vida?

Terminar esta parte con el video musical "No se mata" de Rocío Quiroz:


 

3- Testimonio: La dignidad de todas las personas

Introducción para el catequista:

¿Cuál es esa semejanza más allá de la biología que nos hace a todos y cada uno de nosotros dignos del mismo respeto? Nuestra semejanza, nuestra igualdad fundamental es NUESTRA DIGNIDAD COMO PERSONAS. Esta dignidad se tiene por el hecho de SER HUMANOS. No son ni la belleza o fealdad, ni el poder, ni el dinero, ni la inteligencia, ni siquiera la conciencia y la libertad quienes nos hacen DIGNOS. Es el mero hecho de existir como seres humanos lo que concede dignidad y respeto absoluto a nuestra condición de SERES HUMANOS.

Pero hay un desorden económico, político y cultural por el cual esta dignidad que tenemos es agredida: todos podemos comprobar cómo seres humanos no-nacidos -aunque ya biológicamente sean seres humanos- son tratados como si tuvieran menos dignidad que los nacidos. O como los pobres son tratados como menos dignos de muchas cosas que los ricos. O cómo hay que hacer campañas para que se intente respetar a los discapacitados. O cómo los enfermos, sobre todo si resultan penosos, dolorosos o costosos -según el concepto de calidad de vida de los sanos-, son tratados como menos dignos que los fuertes. O como los enemigos son tratados como menos dignos que los amigos.

INICIO: Leer para todos la siguiente historia.

Testimonio de Francis Van Thuán

La dignidad de cada hombre es sagrada. Aunque ese hombre esté por nacer, sea un enfermo, la sociedad entera lo desprecie o sea nuestro peor enemigo. Francis Nguyen Van Thuán fue un cardenal vietnamita que supo ver la dignidad de cada persona y de todas las personas, supo ver en cada hombre a un hermano, y así trató como hermanos hasta a sus mismos carceleros...

Van Thuán pasó un calvario de 13 años de cárcel, del 15 de agosto de 1975 al 21 de noviembre de 1988, de los cuales nueve los pasó en régimen de aislamiento. Durante la estancia en seis cárceles distintas su testimonio de bondad impresionó de tal modo a los mismos carceleros, que muchos llegaron a cambiar radicalmente su vida.

“Cuando me sometieron a aislamiento me entregaron a cinco guardias. Por turno, dos de ellos estaban siempre conmigo. Los jefes les habían dicho: “Os sustituiremos cada dos semanas por otro grupo, para que este peligroso obispo no os contamine”.

Después decidieron: “Ya no os cambiaremos, porque si no este obispo contaminará a todos los policías”.

Al principio los guardias no hablaban conmigo, se limitaban a decir “si” o “no”. Era realmente triste, porque quería ser amable y cortés con ellos, pero resultaba imposible. Ellos evitaban hablar conmigo.

Una noche me vino un pensamiento. “Francis, tú todavía eres muy rico, tienes el amor de Cristo en el corazón; ámalos como Jesús te ha amado”.

Al día siguiente empecé a quererlos más aún, a amar a Jesús en ellos, sonriendo, dirigiéndoles palabras amables. Empecé a contar historias de mis viajes al extranjero, sobre cómo viven los pueblos en América, Canadá, Japón, Filipinas..., sobre la economía, la libertad, la tecnología. Esto estimuló su curiosidad y los impulsó a hacerme muchísimas preguntas. Poco a poco nos hicimos amigos. Quisieron aprender lenguas extranjeras: inglés, francés... ¡Mis guardias se convirtieron en mis alumnos!

En otra ocasión en la montaña de Vinh Phú, en la prisión de Vinh Luang, un día de lluvia tenía que cortar leña. Le dije al guardia:
— ¿Puedo pedirle un favor?
— Dígame, que yo le ayudaré.
— Quisiera cortar un trozo de madera en forma de cruz.
— ¿No sabe usted que está severamente prohibido tener cualquier signo religioso?
— Lo sé —le respondí—, pero somos amigos, y prometo mantenerla escondida.
— Sería extremadamente peligroso para los dos.
— Cierre los ojos; lo haré ahora y seré muy cauto.

Él se alejó y me dejó solo. Corté la cruz y la tuve escondida en un trozo de jabón hasta mi liberación. Con un marco de metal, este trozo de madera ha pasado a ser mi cruz pectoral.
En otra prisión le pedí a mi guardia, del que era amigo, un trozo de hilo de cobre.

Asustado, me dijo:
— He estudiado en la Universidad de la Seguridad que cuando alguien quiere hilo de cobre significa que quiere suicidarse.

Le expliqué:
— Los sacerdotes católicos no se suicidan.
— Entonces, ¿qué hace con el hilo de cobre?
— Quisiera hacer una cadenita para sujetar mi cruz.
— ¿Cómo puede hacer una cadenita con un hilo de cobre? ¡Es imposible!
— Si me trae los alicates se lo mostraré.
— ¡Es demasiado peligroso!
— ¡Pero somos amigos!

Tres días después me confesó: “Es difícil negarle a usted algo. Mañana por la noche, cuando esté de turno, le traeré un trozo de hilo de cobre. Hay que acabarlo todo en cuatro horas”.

Procurando que nadie nos descubriera, la noche siguiente desde las 7 hasta las 11, con unos alicates, cortamos el alambre de cobre en trozos del tamaño de una cerilla, los forjamos, y la cadenita estaba lista antes de que llegara otro guardia.
Esta cruz y esta cadenita las llevo encima todos los días, no porque sean recuerdos de prisión, sino porque indican una convicción muy profunda, un constante reclamo para mí: sólo el amor cristiano puede cambiar los corazones, no las armas, las amenazas, los medios de comunicación social.

1er trabajo en grupos: Invitar a dividirse en 3 grupos y a hacer lectura orante (lectio divina) de Mt 5,38-48 (Grupo 1), Lc 6,27-38 (Grupo 2) y Rm 12,9-21 (Grupo 3). 

Plenario: Reunir a los grupos y hablar de las actitudes de Van Thuan versus las de sus captores respecto a las enseñanzas del Nuevo Testamento.

2do trabajo en grupos: En los mismo tres grupos, se comparten las siguientes consignas.

  1. Cuenten 2 o más lugares en donde se está valorando a la persona NO POR SU DIGNIDAD sino por otras consideraciones: su poder económico, su poder político, etc.
  2. Cuenten alguna situación de un grupo o sector social al que NO SE TRATE con todo el respeto que se merecen como seres humanos por no tener DINERO O PODER.
  3. ¿Por qué creen que la dignidad de la persona no está siendo respetada en las situaciones que antes contaron?
  4. ¿Por qué creen que todas los seres humanos -incluidos los no-nacidos, los pobres, los discapacitados, los enfermos y los enemigos- deben ser respetados?
  5. ¿Qué puede hacer el grupo para demostrar respeto por las personas que están alrededor y que hasta ahora no le ha importado o no se le hada mucho valor? Por ejemplo: niños pequeños, enfermos, ancianos, discapacitados, alcoholicos de mi barrio...

3er trabajo en grupos: Se dividen los testimonios que están más abajo según está indicado. Después de leer, que completen las siguientes consignas.

1- Cuenten 2 cosas que se valore claramente sobre la dignidad de las personas en el testimonio que les tocó leer..
2- ¿Qué razones piensan que tuvo el protagonista del testimonio les tocó para haber respetado con claridad la dignidad de los demás en los casos que narraron?
3- ¿Qué compromiso concreto puede hacer el grupo para respetar más la dignidad de las personas que aparecen en el testimonio leído?

TESTIMONIO PARA EL GRUPO 1: Papa Juan XXIII

Tras la muerte de Pío XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, y tomó el nombre de Juan XXIII. Su pontificado, que duró menos de cinco años, lo presentó al mundo como una auténtica imagen del buen Pastor. Manso y atento, emprendedor y valiente, sencillo y cordial, visitó a los encarcelados y a los enfermos, recibió a hombres de todas las naciones y creencias, y cultivó un sentimiento de paternidad hacia todos. Su magisterio, sobre todo sus encíclicas «Pacem in terris»y «Mater et magistra», fue muy apreciado.

En la Encíclica “Pacem in terris”, enseñaba:

-“Si consideramos la dignidad de la persona humana a la luz de las verdades reveladas por Dios, hemos de valorar necesariamente en mayor grado aún esta dignidad, ya que los hombres han sido redimidos con la sangre de Jesucristo, hechos hijos y amigos de Dios por la gracia sobrenatural y herederos de la gloria eterna.” (n. 10)

-“Nuestro predecesor, de inmortal memoria, León XIII afirma: Esta libertad, la libertad verdadera, digna de los hijos de Dios, que protege tan gloriosamente la dignidad de la persona humana, está por encima de toda violencia y de toda opresión y ha sido siempre el objeto de los deseos y del amor de la Iglesia. Esta es la libertad que reivindicaron constantemente para sí los apóstoles, la que confirmaron con sus escritos los apologistas, la que consagraron con su sangre los innumerables mártires cristianos.” (n. 14)

-“La mujer ha adquirido una conciencia cada día más clara de su propia dignidad humana. Por ello no tolera que se la trate como una cosa inanimada o un mero instrumento; exige, por el contrario, que, tanto en el ámbito de la vida doméstica como en el de la vida pública, se le reconozcan los derechos y obligaciones propios de la persona humana.” (n. 41).

-“Todos los hombres son, por dignidad natural, iguales entre sí. Por lo cual, las discriminaciones raciales no encuentran ya justificación alguna, a lo menos en el plano de la razón y de la doctrina.” (n. 44).

-“Como todos los hombres son entre sí iguales en dignidad natural, ninguno de ellos, en consecuencia, puede obligar a los demás a tomar una decisión en la intimidad de su conciencia. Es éste un poder exclusivo de Dios, por ser el único que ve y juzga los secretos más ocultos del corazón humano.” (n. 48)

TESTIMONIO PARA EL GRUPO 2: Los dementes también saben de amor

J. Antonio García Vallejo Nájera, en su libro “Concierto para Instrumentos Desafinados”, nos cuenta el relato de Faustino, un esquizofrénico profundo en el hospital que dirigía:

Faustino tenía, al igual que otros enfermos profundos, su “bolsa del tesoro” una bolsa que contenía todas sus pertenencias que él llevaba a todas partes. A diferencia de la bolsa del tesoro de otros enfermos, compuesta por toda clase de cachivaches, cartas, restos de comida, la bolsa de Faustino contenía exclusivamente un mango de paraguas y una foto con un marco. Nadie estaba seguro de donde había sacado ni uno ni otra, y cuando le preguntaban por la foto el contestaba lacónicamente “madre”. No estaba claro si el retrato realmente era una fotografía de su madre o era simplemente la foto que venía incorporada al marco, pero lo cierto es que Faustino la identificaba plenamente con su madre. La rutina de Faustino era todos los días la misma: se marchaba al jardín del hospital, se sentaba cerca de un árbol en el límite entre el sol y la sombra y extraía de su bolsa el retrato. Lo miraba pausadamente, con cariño, lo besaba y posteriormente lo depositaba con sumo cuidado de nuevo en la bolsa. A continuación, sacaba el mango de paraguas y lo contemplaba a la luz del sol. Le daba vueltas y lo observaba desde todas las direcciones posibles, embelesado. En cierto modo, Faustino era plenamente feliz pues estaba totalmente entregado a estos dos objetos y amaba con todo su ser lo que poseía, y no necesitaba nada mas.

En esa época llegó al hospital un niño de 15 años, Luis, retrasado mental. Luis no dejaba de llorar desde que llegó. Una tarde, Faustino rompe su rutina y se acerca a él, se sienta a su lado. Tras unos momentos de vacilación, Faustino abre su bolsa del tesoro y le enseña su mango del paraguas y ambos se quedan contemplando sus destellos de ámbar a la luz del sol. Al final, Luis intenta coger el mango pero Faustino rápidamente lo esconde: todo tiene su límite.

Con el tiempo, llegan a convertirse en grandes amigos, quedándose todas las tardes a contemplar el manguito de paraguas a la luz del crepúsculo.

Pasado un tiempo, sin embargo, Luis comienza a aburrirse y la relación se enfría. Entonces, un día, los parientes acuden al hospital a ver a Luis. Su madre ha muerto. Faustino se acerca lentamente y pregunta qué ocurre. “Ha perdido a su madre”, le contestan. El último párrafo de la historia merece ser reproducido literalmente tal como lo cuenta el propio Vallejo Nájera: “El esquizofrénico queda perplejo. Acaricia a Luis. Luego silencio. Al fin, un arranque aparentemente trivial, de los que pasan inadvertidos en la tierra, pero que retumban en las bóvedas del cielo como el tronar de mil cañones: Faustino regala a Luis el mango del paraguas. El niño lo acepta y sigue llorando. Entonces, Faustino, con un gesto dolorido como quien separa los bordes de una herida, abre lentamente, muy lentamente, la bolsa y le entrega el retrato de su madre”.

¿A dónde vamos con una anécdota tan detallada? Actualmente está en boga la afirmación de que todo el comportamiento humano depende del funcionamiento cerebral. La neurociencia se esfuerza por llenar los titulares de los periódicos con lemas como “La química del amor” o “Se ha descubierto la sustancia que provoca el sentimiento de culpa”. Pero estos autores suelen reducir implícita o explícitamente el ámbito de los fenómenos mentales casi exclusivamente a lo cognitivo, dejando completamente la dimensión afectiva fuera de la vida mental, como si lo único importante de explicar fuera el proceso inteligente. Realmente se entiende que no se investigue más el comportamiento ético del ser humano desde el supuesto materialista, porque sería difícil entender como Faustino, un esquizofrénico- sujeto que padece un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión seria del pensamiento-, es capaz de un acto ético, que nos llena de admiración. ¿Será que el ser humano actúa por algo más que por los estímulos de una compleja organización de neuronas? Tratar de enjaular el espíritu humano tras los barrotes de química neuronal es un intento tan inútil como atrapar el viento con un cazamariposas. El ser humano, a pesar de sus disfunciones en muchos aspectos, es siempre digno y valioso en sí mismo; quizás no tanto por lo que él pueda hacer sino porque siempre será “un ser amable por sí mismo”.

TESTIMONIO PARA EL GRUPO 3: Con la eutanasia no estaría entre ustedes.

Carta publicada en el diario “Avvenire” (10 noviembre 2004).

Me llamo Giovanni Cicconi Bonizio. Vivo en Roma; tengo 24 años. Hace un tiempo, en varios periódicos italianos se publicaron artículos sobre un pediatra holandés que practica la eutanasia en pequeños pacientes con distintas enfermedades o discapacidades a fin de librarles del destino de una vida imposible y que no vale la pena ser vivida. (...)

Entre los casos en los que el médico ha practicado la eutanasia está el de un niño nacido con espina bífida (mielomeningocele). Eutanasia por “sentido profesional” y por “amor”, según el relato. Preguntaba el médico, de hecho, casi con horror, en un periódico: “¿Pero han visto alguna vez a un niño nacido con espina bífida?”. Querría cambiar la pregunta: ¿Habéis visto alguna vez crecer a un bebé con espina bífida y convertirse en niño, en joven, en adulto? ¿Lo habrá visto él alguna vez? Junto a otra: ¿Cuándo una vida es tal que merezca la pena ser vivida? Me parece que muchos hablan como si la respuesta fuera obvia, pero precisamente obvia no es.

Evidentemente, debo de ser un superviviente. No debería existir: nací con espina bífida. Sin embargo, tengo una vida rica, intensa, también muchos amigos. He superado los exámenes de secundaria y tengo mi diploma. Desde el pasado junio trabajo en un banco. Mi vida es lo que se diría “una vida llena de intereses”. Mi trabajo es bueno, mi familia es la que desearía a muchos. Por el hecho de tener algunos problemas más en la vida he desarrollado una sensibilidad abierta a las dificultades de los demás y tal vez por esto es que desde hace años voy al encuentro de los ancianos: la amistad les ayuda a vivir también a ellos.

Leo, hablo, escribo, sé usar el ordenador como todos los jóvenes de mi edad. Cuando nací pocos apostaban por mí. Afortunadamente hubo quien de verdad me quiso y no se asustó. Poco a poco pude erguirme, incluso caminar y hacerlo bien. Me muevo por mí mismo en una ciudad como Roma. Me ha costado más que a los demás y estoy más orgulloso que los demás. No calculo mi inteligencia (ni la del médico holandés), pero ciertamente puedo hablar, expresar lo que pienso, aunque ese médico teorice que los que son como yo no pueden comunicarse y por eso sería mejor que desaparecieran.

Mi vida no es ni triste ni inútil. Cierto, he sufrido varias intervenciones quirúrgicas que me han ayudado a superar problemas de distinto tipo y me han permitido vivir lo más posible una vida –como se dice– normal. No ha sido siempre fácil; alguna vez también he sufrido, pero en las camas cercanas a la mía había siempre muchos otros chicos con el mismo deseo de sanar, de comunicarse, de hacer amigos y sobre todo de vivir.

Existe en cambio ahora una incapacidad de concebir la vida cuando hay dificultades que superar. El médico holandés y los que piensan como él deberían cuestionarse su miedo a la vida. Miedo a una vida que contiene cansancio, conquista, lucha, derrotas, victorias, y que no es sólo un simple crecimiento biológico. (...)

El problema es que no siempre se hace todo lo que se podría hacer por ayudar a vivir mejor a quien tiene un problema, una enfermedad. El médico holandés y quien piensa que la eutanasia es un modo de dar dignidad a la vida debería gastar más energías y conocimientos sobre esto.

La eutanasia en niños me parece verdaderamente horrible, porque no se pueden defender. Se mata –porque de eso se trata– a los que tienen defectos sin esperar siquiera a que crezcan para ver qué ocurre, sin dar en cambio aquello que es necesario: más ayuda a quien solamente es más débil. La propuesta es esta: si precisamente queremos eliminar algo, entonces en lugar de abolir la fragilidad es mejor comenzar por el miedo a la fragilidad, que nos hace a todos más deshumanizados (y más indefensos).

Plenario: Cada grupo comparte sus respuestas.

Oración final - Visita al Santísimo

Llevarlos a hacer una visita al Santísimo, allí rezar con el Sal 139,1-16. Que lea un versículo cada uno hasta terminar. Después rezar un Gloria al Padre e invitar a cada uno a que espontáneamente pida por alguna situación compartida hoy que le haya tocado especialmente.

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