20 El Bautismo

Ficha nº 20

EL BAUTISMO

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Dinámica: Ceremonia y signos del Bautismo

Esta dinámica es un juego que se propone para comenzar a hablar acerca del Bautismo y para reforzar lo que son los sacramentos, como acciones del Espíritu Santo.

1) Dividí rápidamente a los chicos en 3 grupos.

2) Desafialos a que escriban en una hoja los 4 signos más importantes del sacramento del Bautismo y que expliquen qué significa cada signo, el por qué.  

El equipo que tenga más correctas, gana un premio que deberás llevar vos catequista. En caso de empate, gana el grupo que lo haya terminado primero.

La idea es hacer que los chicos piensen. Seguramente alguno fue a algún bautismo y puede recordar los signos más importantes. 

Estos signos más importantes son: el agua, el aceite, la vestidura blanca y la vela. Cada uno de ellos representa algo del sacramento.

Estos signos anotálos en el pizarrón o en un afiche y, si los chicos no se acordaron, pueden tratar ahora de explicar qué representan.

Luego vos catequista preguntarás a los chicos si recuerdan que alguna vez asistieron a un bautismo. Pedí que expliquen con mayor detalle posible lo que vieron.

A partir de aquí, vos catequista podrás explicar el sacramento del Bautismo y proponer alguna otra dinámica o reflexión personal.

Desarrollo: Los signos del bautismo

1. El rito de recepción

Proclamarles: Jn 17,1-26; 1Jn 5,1-20. 

Explicar que el Bautismo le da el bautizado la Vida eterna que es conocer al único Dios verdadero, y a su Enviado, Jesucristo. Explicar el significado nupcial que tiene la palabra “conocer” en la Biblia. Explicar la misión de la Iglesia en ayudarlos en este conocimiento íntimo de Dios.

2. El Efetá

Proclamarles: Mc 7,31-37. 

Charlar con ellos sobre si buscan conocer a Dios por medio de su Palabra escrita (la Biblia) y orada (la Misa). Explicar que deben aprender a escuchar la Palabra de Dios.

3. La proclamación del Evangelio

Proclamarles: Mt 28,16-20. Y explicarles la voluntad de Jesús al mandar a su Iglesia a bautizar. Centrarse en los versículos 19 y 20, explicando cada parte.

Proclamarles: Mc 1,1-11. Y explicarles primero las semejanzas y después las diferencias entre el bautismo de Juan y el bautismo de Jesús. Explicarles “conversión” y “pecado”. Explicarles porqué Jesús quiso hacerse bautizar por Juan y la importancia de la voz del Padre y la presencia del Espíritu Santo para entender esto. Explicarles la diferencia en Jesús que es el “Hijo de Dios, el Mesías” y nosotros que por el bautismo somos hijos adoptivos, hijos en el Hijo único. Jesús, no teniendo pecado, se sometió voluntariamente al Bautismo de Juan, destinado a los pecadores, como una manifestación de su "anonadamiento" (Flp 2,7).

4. Los exorcismos menores

Proclamarles: Mt 12,22-289. Y explicarles que por el Bautismo Jesús sigue liberando del poder de Satanás. Charlar con ellos sobre los males y violencias que ven en el mundo.

Proclamarles:  1Pe 2,2-10. Y explicarles que el Bautismo nos incorpora a la Iglesia, que en la lectura aparece bajo las imágenes de “casa espiritual” y “Pueblo de Dios”. Charlar con ellos sobre la imagen que tienen de la Iglesia y comparar con la imagen que presenta la biblia.

Proclamarles: Jn 8,31-36 y Rm 6,3-23. Y charlar con ellos sobre las cosas que a partir de la Palabra proclamada sienten que tienen que ser liberados en su familia.

5. La bendición del agua

Explicarles que cuando se bendice el agua bautismal, la Iglesia recuerda los grandes acontecimientos en donde Dios preparaba ya el Bautismo:

Proclamarles: 

  • Gn 1,2: Prefiguración de que el bautismo santifica; 
  • 1P 3,20: Prefiguración de que el bautismo acaba con el pecado y hace resurgir la santidad;
  • Ex 14: Prefiguración de que el bautismo libera de la esclavitud del pecado y hace el pueblo de Dios.

6. Las renuncias

Proclamarles: Ex 22,17-19; Dt 18,9-14; Lv 19,26.31; 20,27;.2R 17,7-23; 21,2-6; 23,24.

Charlar con ellos sobre los pecados mortales y la necesidad de la fuerza de Cristo para vencer los ataques del demonio.

7. La profesión de fe

Ir leyendo el "credo" y explicar que tiene que haber por parte de ellos, una aceptación total y sincera de la fe de la Iglesia Católica, que es la fe en la cual fueron bautizados. Destacar que en con este rito se proclama que se cree en todas y cada unas de las verdades que propone la Iglesia Católica.

8. El bautismo propiamente dicho

Explicar que el rito central consiste en darle al niño el “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo” (leer Tt 3,5), que significa y realiza el nacimiento del agua y del Espíritu del que habló Jesús a Nicodemo, sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios" (leer Jn 3,5). Así la Iglesia une al bautizado a la muerte y resurrección de Cristo (leer Rm 6,3-4; Col 2,12) para hacerlo "nueva criatura" (leer 2 Co 5,17; Ga 6,15). Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica (ver 1 Co 6,11; 12,13). Así el bautizado entre en la vida “del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

9. La vestidura blanca

Proclamarles: Jn 19,31-34; 1Pe 1,2-19; Ap 7,9-14; Gal 3,1-27; 2Cor 5,1-17. 

La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha "revestido de Cristo" (leer Gál 3,27; Rm 13,14). Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica (leer 1Cor 6,11; 12,13). La vestidura blanca también simboliza que todo bautizado es llamado a la castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su afectividad en la castidad. Hablar sobre la necesidad del arrepentimiento de los pecados y del sacramento de la Confesión cuando hay que restaurar la santidad perdida después del bautismo.

10. La entrega de la vela encendida

Proclamarles: Lc 12,35-48; Ef 5, 1-20; 1Tes 5,2-10.

Explicar que, con este rito se significa que en el bautismo se recibe a Jesús, "la luz verdadera que ilumina a todo hombre" (Jn 1,9), y el niño, "tras haber sido iluminado" (Hb 10,32) por esta luz, se convierte en "hijo de la luz" (1 Ts 5,5), y en "luz" él mismo (Ef 5,8). En Cristo, los bautizados son "la luz del mundo" (Mt 5,14; ver Flp 2,15). La vela es también símbolo de la vigilancia en la oración (ver Mc 13, 33-37Lc 21, 36). En comunión con su Maestro, Jesús, la oración de los discípulos es un combate, y velando en la oración es como no se cae en la tentación (ver Lc 22, 40.46). Preparáte estudiando CIC 1227124323482475 y 2612. Y leyendo: Lc 12,35-48; Ef 5, 1-20; 1Tes 5,2-10. Hablar sobre la perseverancia en la oración y en la buena conducta como fidelidad al bautismo. Preguntarles si hay ven algo en lo cual tienen que ser más coherentes con la fe de la Iglesia.

11. El "Padre nuestro"

Proclamarles: Rm 8,15-23

Hablar sobre como actuar para agradar a nuestro Padre Dios. 

Celebración de la memoria de mi Bautismo

Preparación: Vos catequista debés preparar una hoja para cada chico, así van haciendo todos juntos las oraciones y signos. 

Lugar: en la capilla. 

Ambientación: Para que se ambienten bien, podés pedirles previemente que vayan todos vestidos especialmente de blanco. Reproducir la canción "Fuente inagotable" de Comunidad Católica Shalom, motivando previamente que escucharemos la canción para entrar en oración y que los que quieran pueden cerrar los ojos mientras escuchan.



Catequista: Ahora háganse la señal de la cruz en la frente y en el pecho y oren.

Todos: En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu + Santo. Que reciba yo de Ti, amor crucificado, tan dulce Jesús, la señal de tu santa cruz, así en la frente como es el corazón, para que viva eternamente bajo tu protección. Dame una fe viva en los mandamientos del Cielo, para que corra por el camino de tus preceptos con el corazón dilatado. Haz que por Ti sea yo tal en mis costumbres, que merezca convertirme en templo vivo de Dios y en santa morada del Espíritu Santo. Amén.

Catequista: Supliquen ahora que el mismo sumo Sacerdote Jesucristo les imponga su mano, para que vivan siempre con la ayuda del Altísimo y moren eternamente bajo la protección del Dios del Cielo.

Todos: Protégeme bajo la sombra de tu mano, tan amoroso Jesús (Sal 90,1), y que me reciba tu derecha. Ábreme la puerta de tu piedad, para que, penetrada/o por el signo de tu sabiduría, carezca verdaderamente de toda ambición terrena y te sirva a Ti alegremente en tu santa Iglesia (Sal 83,5), impulsada/o por el suave aroma de tus preceptos, y camine de virtud en virtud todos los días. Amén.

Catequista: Hagan ahora la señal de la cruz en sus oídos y rueguen al Señor que abra Él mismo los oídos de sus corazones a su Ley.

Todos: ¡Jesús, mi tan amado Pastor! Haz que yo, tu indigna ovejita, conozca y siga siempre tu tan dulce voz (Jn 10,27), y que corra, impulsada por una fe viva, a los pastos de la vida eterna, donde pueda reposar y ver que Tú, Señor mío (Sal 33,9; 45,11), eres verdaderamente dulce.

Catequista: Rueguen al Señor que, por la virtud de su nombre, les haga conocer y vencer prudentemente todas las asechanzas de Satanás, para que nunca se alegre el enemigo de haber prevalecido contra ustedes, sino que se aleje vencido en toda tentación y se vea confundido desde el primer encuentro.

Todos: Señor mío, Pontífice supremo, que me diste vida con tu preciosa muerte, ahuyenta de mi, con el poder de tu Espíritu y con la eficacia de tu presencia, todas las asechanzas del enemigo. Rompe en mí todos los lazos de Satanás y, por tu misericordia, aleja de mí toda ceguera de corazón. Haz, Cristo, que tu perfecta caridad me haga triunfar con fuerza en toda tentación. Que me enseñe tu santa humildad a evitar prudentemente todos los lazos del enemigo. Que me guíe tu luminosa verdad y haga que yo camine ante Ti sinceramente y con un corazón perfecto, y haz que la bendición de tu tan indulgente misericordia me prevenga, me acompañe y me guarde hasta el fin de mi vida. Amén.

Catequista: Rueguen al Señor que les haga renunciar perfectamente a Satanás, los conserve en la fe recta, viva e entera, hasta el fin de la vida.

Todos: Señor Dios, piadoso y verdadero, Creador y Redentor mío, que me has signado con la luz de tu rostro (Sal 4,7), que me has redimido con el costoso precio de la sangre de tu Hijo único, y me has regenerado a la esperanza de la vida por el bautismo y con la virtud de tu Espíritu (1Pe 1,3): haz que renuncie eficazmente, con un corazón verdadero, perfecto e entero, a Satanás y a todas sus pompas y obras, y que crea fielmente en Ti, Dios Creador, por Jesucristo, tu Hijo, que es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6), con la eficacia del Espíritu Santo, con la fe recta y ferviente, coronada de obras vivas, y que me una a Ti y persevere inconmovible en Ti hasta el fin de mi vida. Amén.

Catequista: Lean el Símbolo de la fe.

Todos: Creo en Dios...

Catequista: Oren ahora en defensa de su fe.

Todos: Santa Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que gobierne y confirme mi fe tu omnipotencia divina; que la instruya e ilumine tu divina sabiduría; que la ayude y la perfeccione tu divina bondad, para que, en la hora de mi muerte, la pueda presentar en tu presencia entera y sin mancha, con el crecido beneficio e interés de todas las demás virtudes.

Catequista: Rueguen ahora a la virginal Madre, que se haga de tal modo madre y madrina suya, que ustedes sean para ella en sus costumbres unos verdaderos hijos e hijas.

Todos: Dios te salve, María, Reina de la clemencia, oliva de la misericordia, por quien nos vino la medicina de la vida; Reina de clemencia, Virgen Madre del divino retoño, por quien nos vino el Hijo de la soberana luz, el ramo oloroso de Israel. Así como te hiciste, por tu Hijo, verdadera Madre de todos aquellos de quienes tu único Hijo no desdeñó hacerse hermano, así, por su amor, recíbeme ahora a mí, indigna/o, bajo el amparo de tu maternidad. Ayuda, conserva e instruye mi fe, y hazte ahora de tal modo madre de mi renovación y de mi fe, que seas eternamente mi singular y muy amada Madre, que se preocupe siempre de mí en esta vida y me reciba después, en la hora de la muerte, en su plena maternidad. Amén.

Catequista: Oren por el nombre que se les impuso el día de su bautismo.

Todos: Escribe mi nombre, tan dulce Jesús, debajo de tu dulce Nombre en el libro de la vida. Di a mi alma: "Tú eres mía, yo soy tu salvación, te he reconocido: ya no serás llamada más la abandonada, sino que serás llamada: Mi amor reside en ella", para que tenga eternamente parte contigo en la tierra de los vivientes (Sal 141,6).

Catequista: Oren por el momento en que recibieron el agua de la fuente bautismal.

Todos: ¡Jesús, fuente de la vida! Haz que beba en Ti mismo el vaso de agua viva, para que, después de haberte saboreado a Ti, ya no vuelva a sentir más sed de nada, fuera de Ti. Sumérgeme completamente en las profundidades de tu misericordia. Bautízame en la santidad de tu preciosa muerte. Renuévame con tu sangre, con la cual me redimiste. Láva en el agua de tu santísimo costado todas las manchas con que he afeado la inocencia bautismal. Lléname de tu Espíritu, y poséeme totalmente en la pureza de cuerpo y alma. Amén.

Catequista: Por el momento en que fueron ungidos con el crisma, rueguen al Señor que les enseñe todas las cosas con la unción de su Espíritu.

Todos: Padre Santo, que, por medio de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, me regeneraste con el agua y el Espíritu Santo: concédeme hoy el pleno perdón de todos mis pecados, y dígnate ungirme con el crisma de tu Espíritu para la vida eterna. Amén.

Catequista: Hagan ahora la señal de la santa cruz en el pecho y oren.

Todos: Haz, Señor, que por amor de tu amor lleve yo siempre en mi pecho, como un ramillete de mirra (Ct 1,12), el sacramento de la sagrada fe, para que permanezcas siempre fijo en mi corazón Tú, que fuiste crucificado por mi. Amén.

Catequista: Oren por el momento en que recibieron el signo de la vestidura blanca.

Todos: Jesús, Sol de justicia, haz que me revista de Ti, para que pueda vivir según Tú; haz que guiada/o por Ti, conserve blanca, santa y sin mancha la túnica de la inocencia bautismal, y pueda presentarla ilesa ante tu tribunal, para que la conserve por toda la vida eterna (Rm 13,14). Amén.

Catequista: Recordando el signo de la vela encendida que recibieron el día de su bautismo, rueguen por la iluminación interior.

Todos: ¡Jesús, luz inextinguible! Enciende inextinguiblemente en mí la ardiente lámpara de tu caridad, y enséñame a guardar irreprensiblemente mi bautismo; para que, cuando sea llamada/o a tus nupcias, merezca entrar en las delicias de la vida eterna, para verte a Ti, verdadera luz, y para contemplar el dulce rostro de tu divinidad. Amén.

(Santa Gertrudis)



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