26-27 Los agresiones contra la castidad
Fichas 26-27
LAS AGRESIONES CONTRA LA CASTIDAD
Estas dos fichas deben ser llevadas adelante como mínimo por dos catequistas adultos, nunca por uno solo.
Tema: VI mandamiento (ver Mt 5,27) y IX mandamiento (ver Mt 5,28)
Ficha 26
Fecha estimada: Ver calendario
1- Dinámica: Carrera mujeres versus varones
Objetivo de la dinámica: Resaltar que la distinción entre varones y mujeres no es cultural sino creada por Dios (Gn 1,27) y se manifiesta en todos los ámbitos de la vida.
Preparación: Se divide el grupo en varones y mujeres. Es conveniente realizar la dinámica en un espacio abierto. Se colocan dos pizarrones (o afiches sobre algo duro), uno para cada equipo. Cada equipo forma una fila a dos metros en frente de su correspondiente pizarrón. Colocar una marca a los dos metros para que los chicos no se adelanten.
Desarrollo: Se indica a los chicos que cuando ustedes catequistas digan, deben salir corriendo uno por cada equipo, así como están en la fila, y escribir sin repetir en el pizarrón las características y cualidades que notan del sexo opuesto. Cuando uno termina de escribir, vuelve atrás de la línea, le da el marcador o la tiza al siguiente en la fila y se coloca atrás. Recién ahí puede pasar el siguiente. Gana el equipo que escribe más características en el pizarrón en los 5 minutos que dura la competencia. Las palabras repetidas se invalidan.
Puesta en común: Al finalizar se hace una puesta en común, comentando todo lo que se escribió, y por qué creen que es así. Las listas se pueden ir completando a medida que avanza la puesta en común.
Ustedes catequistas harán una conclusión teniendo en cuenta las cosas que surgieron en la puesta en común. El objetivo es destacar lo que se dice a continuación:
Reflexión de los catequistas:
Preparen carteles o un PowerPoint con las palabras y frases que están destacadas en rojo y vayan mostrándolas a medida que van explicando cada punto del Catecismo.
Dios no es, en modo alguno, a imagen del hombre. No es ni varón ni mujer. Dios es espíritu puro, en el cual no hay lugar para la diferencia de sexos. Pero las "perfecciones" del varón y de la mujer reflejan algo de la infinita perfección de Dios: las de una madre (ver Is 49,14-15; 66,13; Sal 131,2-3) y las de un padre y esposo (ver Os 11,1-4; Jr 3,4-19). (CIC 370)
Creados simultáneamente, el varón y la mujer son queridos por Dios el uno para el otro. La Palabra de Dios nos lo hace entender mediante diversos acentos del texto sagrado. "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada" (Gn 2,18). Ninguno de los animales es ayuda adecuada "para" el hombre (Gn 2,19-20). La mujer, que Dios "forma" de la costilla del varón y presenta a éste, despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gn 2,23). El varón descubre en la mujer como un otro "yo", de la misma humanidad. (CIC 371)
El varón y la mujer están hechos "el uno para el otro": no que Dios los haya hecho "a medias" e "incompletos"; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser "ayuda" para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas ("hueso de mis huesos...") y complementarios en cuanto masculino y femenino. En el matrimonio, Dios los une de manera que, formando "una sola carne" (Gn 2,24), puedan transmitir la vida humana: "Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra" (Gn 1,28). Al trasmitir a sus descendientes la vida humana, el varón y la mujer, como esposos y padres, cooperan de una manera única en la obra del Creador (ver GS 50,1). (CIC 372)
"Creándola a su imagen, Dios inscribe en la humanidad del varón y de la mujer la vocación, y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión" (FC 11). "Dios creó el hombre a imagen suya, macho y hembra los creó" (Gn 1,27). "Crezcan y multiplíquense" (Gn 1,28); "el día en que Dios creó al hombre, le hizo a imagen de Dios. Los creó macho y hembra, los bendijo, y los llamó con el nombre Adán en el día de su creación" (Gn 5,1-2). (CIC 2331)
La sexualidad afecta todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Especialmente a la afectividad, a la capacidad de amar y procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro. (CIC 2332)
Corresponde a cada uno, varón y mujer, reconocer y recibir su identidad sexual. La diferencia y la complementariedad físicas, morales y espirituales, están orientadas a los bienes del matrimonio y al desarrollo de la vida familiar. Tanto la armonía de la pareja humana y de la sociedad en parte dependen del modo en que son vividas la complementariedad entre los sexos, la necesidad mutua y la mutua ayuda. (CIC 2333)
"Creando al hombre «macho y hembra», Dios da la dignidad personal de igual modo al varón y a la mujer" (FC 22 y GS 49,2). "El hombre es una persona, y esto se aplica en la misma medida al varón y a la mujer, porque los dos fueron creados a imagen y semejanza de un Dios personal" (MD 6). (CIC 2334)
Cada uno de los dos sexos es, con una dignidad igual, aunque de manera distinta, imagen del poder y de la ternura de Dios. La unión del varón y de la mujer en el matrimonio es una manera de imitar en la carne la generosidad y la fecundidad del Creador: "El varón deja a su padre y a su madre y se une a su esposa, y se hacen una sola carne" (Gn 2,24). De esta unión proceden todas las generaciones humanas (ver Gn 4,1-2.25-26; 5,1). (CIC 2335)
2-DINÁMICA: Dinámica de los monstruos
Estudiar previamente del CIC 2338-2347.
1. Desarrollo: Cada grupo tiene que armar una descripción de cómo es un zombie y de cómo es un vampiro: no sólo describir sus apariencias físicas, sino también cómo son su carácter, en qué piensan, qué buscan, qué sienten y qué no, cuál es el objetivo de sus existencias, para qué usan su cuerpo, etc.
2. Plenario: Cada grupo presenta su descripción y se la pregunta a cada uno: ¿Cómo vivieron el ejercicio? ¿Qué sentían cuando describían a los monstruos?
3. Aplicación: Leer Gal 5,13-21 y escribir qué relación encuentran con la descripción del vampiro y del zombie que hicieron entre todos los grupos.
4. Reflexión de los catequistas (para que preparen):
La manipulación y la agresión de la sexualidad es para los jóvenes de hoy una de los mayores problemas.
Cuando nos educamos y nos esforzamos para poder amar a los demás, cuando sentimos ese esfuerzo gratuito de amor de los demás (entiéndase “amor” en el sentido cristiano), lo hacemos CON TODO NUESTRO SER. Es decir, también con nuestra condición sexuada. Y decimos condición: Recordar que cuando hablábamos de la Libertad en temas anteriores se nos hizo evidente que nuestra Libertad NO ELIGE muchísimas cosas que forman parte de nosotros. Una de ellas es el SEXO. Por lo tanto forma parte de nuestras evidencias claras.
La sexualidad es una fuerza arrolladora y tremenda -de ahí que en la dinámica se la compare al violento impulso por la sangre que siente el vampiro o el zombie- y como todas las tendencias que vamos descubriendo en nosotros merece la pena que aprendamos a orientarla de cara a nuestra libertad y santidad. Y es una verdad muy sabida por nosotros que cuando la orientamos de forma egoísta no hace más que destruirnos -en la dinámica los monstruos no buscaban el encuentro sino que atacaban-. Y no sólo en lo personal. También en lo social.
Muchos han visto en esta postura de no dar rienda suelta al instinto, una negación del placer que nos proporciona nuestra propia naturaleza, que también es corporal. Resultaría ridícula esta postura que nos condena a conformarnos y a someternos a estos “placeres” como norma de vida si no fuera por el éxito que tiene. Teniendo en cuenta la ALEGRÍA y plenitud que sabemos que estamos preparados para alcanzar, tratar así la sexualidad es tratarnos como animales.
La sexualidad es un impulso genérico entre cualquier macho y cualquier hembra. El amor entre un varón y una mujer, en cambio, busca el conocimiento de la persona concreta.
Para que el cuerpo sea expresión e instrumento de ese amor individualizado, es necesario dominar el cuerpo de modo que no quede esclavizado por el placer inmediato y egoísta, sino que actúe al servicio del amor. Porque, si no se educa bien la propia afectividad, es fácil que, en el momento en que tendría que brotar un amor limpio, se imponga la fuerza del egoísmo sexual.
En el momento en que la sexualidad deja de estar bajo control, comienza su tiranía. Si una persona no adquiere el necesario dominio sobre su sexualidad, vive con un tirano dentro.
Como decía Chesterton, pensar en una desinhibición sexual simpática y desdramatizada, sería una fantasía. Es preciso educar y educarnos en la imaginación, la mirada y el deseo.
3- Video: Kati y Pancho
Materiales: Notebook y proyector o monitor LCD. Descargar el video previamente.
Presentación: Presenten el tema de la relaciones sexuales prematrimoniales con el siguiente video (17m 44s):
Puesta en común: Provocar el intercambio con las siguientes preguntas: ¿Qué les da para pensar todo esto? ¿Qué frases les quedaron grabadas? ¿Qué conclusiones sacan? ¿Cómo viven esto sus amigos? ¿Cómo después de su conversión, Katy y Pancho pudieron esperar esos meses hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales?
Reflexión de los catequistas: En realidad la castidad no es tan difícil, muchísimas personas la viven. Teniendo a Jesús como la roca firme de nuestras vidas, y viviendo realmente el amor que nos propone, especialmente en el noviazgo, viviendo en comunión con Él, rezando y recibiendo los sacramentos y la gracia del Espíritu Santo que viene de ellos, no es complicado y no se vive como una carga sino como una alegría y como una meta concreta. Debemos empezar a vivir la santidad ahora, ¿sino después qué nos queda? Después todo el resto va a ser muchísimo más complicado por el peso del vicio de la lujuria. Empezando ahora nos aseguramos un futuro feliz y pleno. Pero siempre de la mano de Jesús que nos sostiene.
Concilio Vaticano II, GS 49,2:
Muchas veces la divina palabra invita a los novios y a los cónyuges a que nutran y fomenten el noviazgo con un casto amor, y el connubio con un amor indiviso (Ver Gen. 2,22-24; Prov. 5,18-20; 31,10-31; Tob. 8,4-8; Cant. 1,1-3; 2,16; 4,16-5,1; 7,8-11; 1 Cor. 7,3-6; Ef. 5,25-33.). Muchos hombres de nuestra época exaltan también el amor verdadero entre marido y mujer, manifestado de varias maneras según las honestas costumbres de los pueblos y de los tiempos. Ese mismo amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona dirigido con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona, y, por tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del alma y de ennoblecerlas como elementos y signos especiales de la amistad conyugal. A este amor el Señor se ha dignado sanar, perfeccionar y elevar con el don especial de la gracia y la caridad. Tal amor, asociando lo humano simultáneamente con lo divino, lleva a los cónyuges a un don libre y mutuo de sí mismos, probado por tiernos afectos y actos, e impregna toda su vida (ver Pío XI, Casti Connubii, 9); más aún, por su misma generosa actividad crece y se perfecciona. Por lejos, por tanto, supera la inclinación meramente erótica, que, por cultivar el egoísmo, se desvanece rápida y miserablemente.
Esta amor se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los cónyuges se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejercidos de modo verdaderamente humano, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozo y gratitud. Este amor, ratificado por la mutua fe y, sobre todo, sancionado por el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel, en cuerpo y alma, en la prosperidad y en la adversidad, y, por tanto, queda excluido de él todo adulterio y divorcio. Conocida la igual dignidad personal tanto de la mujer como del varón en el mutuo y pleno amor, claramente evidencia la unidad del matrimonio confirmada por el Señor. Para hacer frente con constancia a las obligaciones de esta vocación cristiana se requiere una insigne virtud; por eso los cónyuges, vigorizados por la gracia para la vida santa, cultivarán la firmeza en el amor, la grandeza de alma y el espíritu de sacrificio, pidiéndolos asiduamente en la oración.
Se
apreciará más hondamente el genuino amor conyugal y se formará una
opinión pública sana acerca de él si los esposos cristianos sobresalen
con el testimonio de su fidelidad y armonía en el mutuo amor y en el
cuidado por la educación de sus hijos y si participan en la necesaria
renovación cultural, psicológica y social en favor del matrimonio y de
la familia. Hay que formar a los jóvenes sobre la dignidad, función y
ejercicio del amor conyugal, a tiempo y convenientemente, y esto
preferentemente en el seno de la misma familia, así, educados en el
culto de la castidad, podrán pasar, a la edad conveniente, de un honesto
noviazgo al matrimonio.
Ficha 27
Fecha estimada: Ver calendario
1- Video: Amor sin remordimientos
Materiales: Notebook y proyector o monitor LCD. Descargar el video previamente.Presentación: Introducir el tema de los pecados contra la castidad pasando el video “Amor sin remordimientos” (por lo menos los primeros 26 minutos) de Jason y Cristalina Evert, un matrimonio joven que vivieron y lucharon por la
castidad y un noviazgo cristiano, hablan de este tema desde su
experiencia de lujuria, fornicación y pornografía, intentando generar en los chicos una actitud de deseo de
vivir la pureza en lo sexual y luchar por una firme convicción
sostenidos por la gracia de Dios.
Trabajo en grupos 1:
Armar grupos de 3 o 4 y pedir que cada grupo elabore un mensaje a un amigo imaginario, contándole todo lo que aprendieron del video. Darles 15 minutos para redactar y luego compartir en plenario.
A los mismo grupos que estaban armados desde antes, entrégenle una hojita con el texto
del Catecismo "Agresiones a la castidad" (está más abajo). La
consigna para el trabajo es que recuerden y detallen cuáles de los
pecados contra la castidad aparecen en las historias del video.
Agresiones a la castidad (una copia por grupo o PowerPoint)
¿Cuáles de estos pecados contra la castidad aparecieron en los videos y en qué forma?
-La lujuria se puede ver como el deseo o el disfrute de forma inmoral del placer sexual. El
placer sexual es inmoral cuando es buscado por sí mismo, separado de los fines de procrear hijos y de unirse a la otra persona como Dios lo planeó para nosotros. (CIC 2351)
-La masturbación
se puede entender como la excitación voluntaria de los órganos
genitales a fin de obtener placer sexual. Tanto la enseñanza de la Iglesia, de acuerdo con la tradición constante, como el sentido
moral de los cristianos, afirman sin ninguna duda que la masturbación es un
acto siempre inmoral de por sí. Cualquiera sea la causa del que se masturba, el uso intencional de la capacidad sexual fuera del correcto
uso dentro del matrimonio, contradice esencialmente los fines para los cuales lo hizo Dios Creador. En la masturbación el disfrute
sexual es buscado fuera de la relación sexual que propone la moral, aquella que realiza el sentido total de la donación mutua de dos personas y de la procreación de hijos en el contexto del verdadero amor" (ver Declaración "Persona humana", 9). (CIC 2352)
-La fornicación es la unión
sexual fuera del matrimonio entre un varón y una mujer solteros. Es
gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad
humana, puesta por Dios Creador para el bien de los esposos y a la generación y
educación de los hijos. Además, es una agresión grave cuando hay jóvenes involucrados. (CIC 2353)
-La pornografía consiste en
dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, rompiendo la intimidad
de los actores, exhibiéndolos deliberadamente para que otras personas los vean.
Ofende a la castidad porque pervierte el acto matrimonial, que es unión
íntima y don mutuo. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se
dedican a ella, sean actores, negociantes o espectadores, pues cada uno viene
a ser para el otro objeto de un placer vulgar y de un lucro ilícito.
Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una
culpa grave. Las autoridades civiles deberían prohibir la producción y la
distribución de material pornográfico. (CIC 2354)
-La prostitución
atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto que
queda reducida al placer sexual que de ella se obtiene. El que paga,
peca gravemente contra sí mismo: quebranta la castidad a la que lo
obligó su Bautismo y mancha su cuerpo, templo del Espíritu Santo (ver
1Cor 6,15-20). La prostitución constituye una catástrofe social.
Generalmente afecta a mujeres, pero también a varones, niños o
adolescentes. En estos dos últimos casos, el pecado es doblemente agresivo. Es siempre gravemente pecaminoso dedicarse a la
prostitución, pero la miseria, la amenaza, y la presión social pueden
atenuar la culpa. (CIC 2355)
-El estupro o violación indica el ingreso por la fuerza, con violencia, en la intimidad de la sexualidad de otra persona. Atenta contra la justicia y la caridad. El estupro viola profundamente el derecho de cada uno al respeto, a la libertad, a la integridad física y moral. Causa un daño grave, que puede marcar a la víctima para toda su vida. Es un acto siempre malo de por sí. Más grave todavía es la violación cometida por cercanos (ver incesto: CIC 2389) o de educadores con los niños a ellos confiados (CIC 2356).
Ustedes catequistas deben estudiar previamente lo siguiente:
Papa San Juan Pablo II, FC 11 y 22:
Dios es amor (1Jn 4,8) y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del varón y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión (ver GS 12). El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano.
Como espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual.
La Revelación cristiana conoce dos modos específicos de realizar integralmente la vocación de la persona humana al amor: el matrimonio y la virginidad. Tanto el uno como la otra, en su forma propia, son una concretización de la verdad más profunda del hombre, de su «ser a imagen de Dios».
En consecuencia, la sexualidad, mediante la cual el varón y la mujer se dan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integral del amor con el que el varón y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte.
La total donación física del cuerpo sería un engaño si no fuese signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, incluso en su dimensión temporal: si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente.
Esta universalidad, exigida por el amor conyugal, corresponde también con las exigencias de una fecundidad responsable, la cual, orientada a generar un hombre, supera por su naturaleza el orden puramente biológico y toca una serie de bienes personales, para cuyo crecimiento armonioso es necesaria la contribución perdurable y concorde de ambas partes cónyuges.
El único «lugar» que hace posible esta donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección consciente y libre, con la que el varón y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo (GS 48), que sólo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado. La institución conyugal no es una injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni la imposición intrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto de amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios creador. Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora.
De la mujer hay que resaltar, ante todo, la igual dignidad y responsabilidad respecto al varón; tal igualdad encuentra una forma singular de realización en la donación de uno mismo al otro y de ambos a los hijos, donación propia del matrimonio y de la familia. Lo que la misma razón humana intuye y reconoce, es revelado en plenitud por la Palabra de Dios; en efecto, la historia de la salvación es un testimonio continuo y luminoso de la dignidad de la mujer.
Creando al hombre «macho y hembra»,(Gn
1,27) Dios da la dignidad personal de igual modo al varón y a la mujer,
enriqueciéndolos con los derechos inalienables y con las
responsabilidades humanas propias de la persona. Dios manifiesta también
de la forma más elevada posible la dignidad de la mujer asumiendo Él
mismo la carne humana de María Virgen, que la Iglesia honra como Madre
de Dios, llamándola la nueva Eva y proponiéndola como modelo de la mujer
redimida. El delicado respeto de Jesús hacia las mujeres que llamó a su
seguimiento y amistad, su aparición la mañana de la Resurrección
concedida a una mujer antes que a los otros discípulos, la misión
confiada a las mujeres de llevar la buena nueva de la Resurrección a los
apóstoles, son signos que confirman la opinión del Señor Jesús hacia la
mujer. Dirá el Apóstol Pablo: «Todos, pues, son hijos de Dios por la
fe en Cristo Jesús. No hay ni judío ni griego, no hay siervo ni libre,
no hay macho y hembra, todos ustedes son uno en Cristo Jesús» (Gál 3,26.28).
2- Testimonios: Castidad y homosexualidad
Materiales: Notebook y proyector o monitor LCD. Descargar los videos previamente.
Presentación: Introduzcan a los chicos al tema de la castidad en la homosexualidad pasando el siguiente video testimonial de homosexuales que viven en castidad (15m). También ponemos a disposición la siguiente lista de reproducción de Youtube: Castidad y homosexualidad con más videos para que se preparen bien. Tengan en cuenta que para algunos videos en inglés quizás tengan que activar manualmente los subtítulos.
Trabajo en grupos (mujeres y varones por separado):
- Escriban un hecho claro del video donde ustedes vean resaltado el papel de una buena amistad (recuerden lo ya visto en las fichas sobre la amistad).
- Escriban un hecho claro del video donde ustedes vean resaltado el papel de la falsa amistad.
- Basados en el texto de los números 2357 a 2359 del Catecismo de la Iglesia Católica (están más abajo), hagan una lista de las principales virtudes que hay que cultivar para que madure la amistad con un varón o una mujer que experimenta atracción sexual hacia personas de su mismo sexo.
- Según pueden deducir del video recién visto ¿Qué puede impedir una relación de auténtica amistad entre y con personas que tienen tendencias homosexuales?
- Según los testimonios que aparecen en el video ¿Qué consecuencias tendría el que las personas con tendencias homosexuales careciesen de auténticos amigos?
- ¿Qué aspectos tenemos que cultivar en nuestra vida cristiana para que, como dice Avera, podamos ser una "Biblia" para un amigo que se sienta gay? Propongan un compromiso para el grupo.
- ¿Qué agresiones a la castidad y a la amistad ven frecuentemente en los ambientes que conocen o en los medios de comunicación?
Catecismo: Castidad y homosexualidad (entregar una copia por grupo junto con las preguntas)
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre varones o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o prevalente, hacia personas de su mismo sexo. Reviste formas muy diversas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida no explicado. La Tradición de la Iglesia, apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como graves depravaciones (ver Gn 19,1-29; Rm 1,24-27; 1Cor 6,9-10; 1Tm 1,9-10), ha declarado siempre que los actos homosexuales son inmorales por su misma naturaleza (ver Declaración "Persona humana", 8). Son contrarios a la ley que puso Dios Creador en nuestro corazones. Cierran el acto sexual al don de la vida. Y no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
2358 Un número no escaso de varones y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta propensión, objetivamente inmoral, para la mayor parte constituye una prueba. Deben ser recibidos con respeto, compasión y dulzura. En relación a ellos, se evitará todo signo de injusta discriminación. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden venir por el hecho de su condición.
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Ellas, mediante el dominio de las virtudes que educan la libertad interior, y a veces mediante el auxilio de una amistad gratuita, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben gradual y resueltamente acercarse a la santidad cristiana.
Plenario: Compartir las respuestas de los dos grupos.
Indudablemente, en la acción de la cura pastoral de almas, tales homosexuales deben ser acogidos con consideración y deben ser animados en la esperanza de superar sus dificultades y su alienación social.
Trabajo final: Tips para vivir la castidad en el noviazgo
1. Ambos deben querer vivirla
Es muy poco probable que una pareja logre vivir la castidad en el noviazgo si solamente uno de los dos está interesado en hacerlo. De hecho, esto puede resultar en complicaciones, discusiones y distanciamiento, por lo cual recomendamos ampliamente hablar de este tema. La castidad puede traer beneficios tanto a la relación como a la persona individualmente. Por ejemplo, la castidad ayuda a mejorar la forma de mirar y de tratar al otro.
La castidad implica a toda la persona: cuerpo y alma; inteligencia, voluntad y afectos. Es fundamental que ambos estén conscientes de esto y estén dispuestos a ejercitar esta virtud para que puedan vivirla en el noviazgo. Comparte con tu pareja tus ganas de vivir la castidad, así como todos esos sueños que buscas en tu vida personal y en pareja, pues estos sueños serán como faros de luz que los ayuden a sobrellevar las dificultades y llevar su relación a puerto seguro.
2. Identifiquen y eviten las “zonas de peligro”
Existen situaciones y ambientes que pueden representar una zona de peligro, y hay también otras que pueden ser de gran apoyo para vivir la castidad. Es importante reconocer ambas para, por un lado, evitar aquellas que son un riesgo; y, por el otro, procurar las que son beneficiosas.
Recordemos las películas románticas que hemos visto. Ahora imaginemos la escena perfecta donde el protagonista corre bajo la lluvia solamente para llegar a los brazos de su novia exclamando cuánto la ama. Por supuesto, ahí empieza una gran escena de amor. Hollywood tiene una extraordinaria habilidad para convertir todo momento romántico en una encuentro sexual. Al terminar la película, es probable escuchar a alguien suspirar: “quisiera vivir un amor así”. Ahí está el dilema, ¿fue esto amor o simplemente se dejaron llevar?
Dejarte llevar puede sonar como la gran aventura del amor, pero garantizamos que no existe mayor aventura en el amor que la verdadera entrega (Libre, Total, Fiel y Fecunda). Imaginen poder revivir esta escena con una persona con quien sienten seguridad, paz, confianza, certeza de que pone el verdadero bien de ustedes por encima de todo. Las historias de amor de Hollywood están hechas para durar dos horas. Tú estás hecho para vivir una que dure toda la vida. Por eso, propónganse no encontrarse en situaciones que saben aumentarán el riesgo de poner el placer por encima del amor.
3. Hablen de sus dificultades
Los gustos de uno no siempre son los gustos del otro. Probablemente mi pareja nunca se enteraría de cuál es mi deporte o comida favorita a menos de que se lo expresara. Tampoco puede adivinar qué no me gusta hacer o qué me da miedo. Esto mismo pasa en la dimensión física de nuestra relación: cómo nos gusta que nos abracen, qué efecto tiene en nosotros cierto tipo de besos, muestras de cariño o inclusive conversaciones. También los días en los que uno se siente más vulnerable, pues la sensibilidad genera que el impulso sexual esté a flor de piel.
Cuando se está luchando por vivir la castidad en el noviazgo, es sumamente importante comunicar estos aspectos. ¿Por qué? Porque de ese modo podrán realmente ayudarse entre sí y no ser obstáculo para el otro. Al compartir este tipo de cosas, se necesitará honestidad y respeto, pues será crucial que esta información no se use en contra del otro para aprovecharse o provocar situaciones de tensión sexual. Juntos pueden apoyarse y fortalecer una mirada y actitud en donde el placer sexual se subordine al amor.
4. Señales para evitar perder el control
En artículos anteriores hemos platicado sobre lo mucho que ayuda tener señales en la pareja. En cuanto a la castidad, algo que nos ayudaba a nosotros antes de casarnos —cuando sentíamos que la situación comenzaba a ser difícil de sobrellevar— era trazar con el dedo una cruz en el brazo del otro (este es simplemente un ejemplo, cada pareja puede definir su propia señal). De este modo le estábamos diciendo: “Hey, siento que esto se nos está saliendo de las manos.”
Hacer esto era nuestra manera de traer a nuestra mente aquellos faros de luz que mencionamos en el punto uno, de bajar los pies al piso y centrarnos.
5. Cuida las imágenes que consumes
Como mencionamos al inicio de este artículo, la castidad transforma lo profundo de la persona: cómo se ve a sí misma y a los demás. Por eso, recomendamos cuidar el contenido que te rodea, tanto en redes sociales como en películas, series, conversaciones.
La imaginación nos puede llevar lejos y hasta hacernos sentir de una manera que no queremos. Todo lo que entra por tus ojos y oídos puede tener un impacto fuerte en el resto de tu cuerpo y en tu corazón. Rodéate de aquello que aporte a una visión total del otro; es decir, que te ayude a valorarlo y afirmarlo como persona, y no sólo en atención a su cuerpo.
6. Oración
Hay diferentes maneras de ejercitar la castidad, pero definitivamente es una virtud que también se alcanza de rodillas, en oración, pidiendo a Dios por esa transformación profunda del corazón que reoriente nuestros deseos.
Charlie Cancino y Sofia Valdes
Oración final
Prepará una tarjeta con la siguiente oración para cada chico.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Catequista: Sólo una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto, solo una cosa hay que temer: el pecado. El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de Luz, de Fuerza y de Amor. Con sus siete dones ilumina la mente, fortalece la voluntad, e inflama el corazón con el amor de Dios. Para asegurarnos la salvación debemos invocar al Divino Espíritu diariamente, porque como está escrito en Romanos 8,26: «el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero es Espíritu intercede por nosotros». Oremos juntos.
Todos:
Ven ¡Espíritu Santo!
Lléname desde el comienzo de mi existencia de la gracia de la Resurrección.
Abre mi corazón para saber recibir y dar amor.
Armoniza mi espíritu, mi alma y mi cuerpo.
Ubica mis emociones, mis sensaciones y mi sexualidad.
Llena todos los vacíos de ternura paternal y maternal.
¡Dame la gracia de elegir la vida!
Abre mi ser a la alegría y a la recepción del otro.
Dame un corazón que perdone con facilidad
y el deseo de desprenderme de las frustraciones y deseos de venganza.
¡Abre mi corazón al amor paternal de Dios,
y a la simplicidad de aceptar la vida tal como es!
¡Espíritu Santo!
Que tu gracia abundante se derrame en mi corazón,
y acepte mi lugar de criatura
y reconozca los beneficios que recibo de mi Creador.
¡Amén!
Padrenuestro, Dios te salve y Gloria.
La imitación y unión con Cristo, vividos y transmitidos por los santos, son las motivaciones más profundas de nuestra esperanza de realizar el alto ideal de vida casta inalcanzable con las solas fuerzas humanas.
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